Perspectivas desde las ciencias sociales de lo LGTBIQ

Merece la pena ver el vídeo producido por la unidad de divulgación del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) del CSIC titulado «Algunas perspectivas sobre el movimiento LGTBIQ desde las humanidades», realizado el año pasado con motivo de los 40 años de la primera marcha reivindicativa LGTBIQ. En él algunos investigadores sociales analizan las brechas generacionales, las brechas de género y otros aspectos del movimiento desde el prisma de la investigaciónm antropológica, filosófica, demográfica, histórica o lingüística.

Me encanta la introducción de Federico Armenteros, de la Fundación 26 de diciembre: mayores LGTB, en donde señala un hecho claro: las personas LGTB que se manifestaron por vez primera hace 40 años tienen ahora 70 y están normalmente desaparecidas de las celebraciones como la del Orgullo Gay.  Incluso barrios como Chueca, dedicados al turismo y al consumo LGTBIQ, presuponen la juventud y olvidan (o esconden) la vejez.

Una brecha generacional sobre la que comenta el antropólogo Pedro Tomé es palpable desde el comienzo, por una historia represión. A los jóvenes ya no se les pregunta «¿Y tú cúando te diste cuenta que eras…?» Desde luego, a los heteronormativos, tampoco se les ha preguntado nunca, pero esta era pregunta habitual hace no demasiados años. Algo que ha cambiado pero no de la misma forma en entornos de grandes ciudades o pequeñas, o el mundo rural.

Gloria Fernández-Mayoralas, demógrafa, del Instituto de Economía, Geografía y Demografía, apunta a que en el tiempo también la propia consideración de qué se incluye en el asunto de la diversidad sexual el contexto ha ido cambiando: primero fue lo gay, luego se incorporaron las lesbianas, más tarde lo transexual… El factor crucial del despegue ha sido la visibilización colectiva. «Hay que celebrar fiestas como el Orgullo hasta que la sociedad sienta que es tan normal que no hace falta que se visibilice la diferencia».

El historiador Rafael Valladares ahonda en esa idea, desde perspectivas históricas. El cambio es innegable en la aceptación de lo LGTBIQ, pero siguen existiendo agresiones, acoso o desprecio. ¿Reivindicar la felicidad en las personas LGTBIQ? Tal es la propuesta de la filósofa Concha Roldán, ahondando en algo que se ha entendido ya hace tiempo en el feminismo: que no sólo las mujeres deben manifestarse. Es decir, que no solamente las personas LGTBIQ deben estar visibilizando su diversidad, sino toda la ciudadanía. La misma diferencia de percepción de las luchas de gais y lesbianas, a veces confrontadas o contrapuestas, son aspectos de interés que se analizan, mencionando textos de Beatriz Gimeno y la polémica sobre las críticas que hubo al Gay Pride de Madrid de 2017 de ser una extensión del patriarcado, marcando más el carácter reivindicativo de la fiesta y el movimiento. Algo que se vivió en las redes sociales con la etiqueta #SinMujeresNoHayOrgullo.

La filóloga Pilar García Montón plantea la historia de los eufemismos para esconder la homosexualidad, la manera en que el lenguaje fue parte de la represión colectiva. Igualmente analizan la evolución inclusiva del término LGTB, cómo en inglés se produce el cambio LGBT y de qué manera se está introduciendo la I (intersexualidad, no «hermafroditismo», que queda como condición fisiológica) y la Q de queer, es decir, fuera de la binariedad o lo normativo.

El enlace al vídeo en la web del CCHS: Algunas perspectivas sobre el movimiento LGTBIQ desde las humanidades.