#MeQueer (¿dónde estáis, científicxs?)

Hablamos estos días de fin de agosto de 2018 del movimiento #MeQueer en las redes sociales. Muchísima gente se ha animado a contar sus experiencias con una sociedad lgtbfóbica, desde las pequeñas agresiones de la vida diaria a las violencias y faltas de derechos en tantos lugares de todo el mundo. La etiqueta ha llegado hasta los medios de comunicación convencionales, pero, nos parece en este blog, no tanto al mundo de la ciencia y la divulgación. Nos ronda de nuevo la pregunta: «¿es la ciencia demasiado hetero?». 

Iniciado por el escritor Hartmut Schrewe en Twitter el pasado 13 de agosto como un pequeño y personal alegato contra la homofobia cotidiana, #MeQueer se hizo viral rápidamente.  El tuit decía simplemente: «Mi marido es mi marido y no mi amigo. ¿Cuándo terminará esto?🙄😤 #Homophobie #MeQueer» (Mein Mann ist mein Ehemann und nicht mein Kumpel. Wann hört das endlich auf🙄😤 #Homophobie #MeQueer). Dos semanas después, él mismo ha fijado el tuit: «145.000 tuits en 14 días.  ¡Somos ruidosos y visibles» (145.000 Tweets in 14 Tagen. Wir sind laut und sichtbar!).

Entre medias ha llegado la viralización, poblando las redes de testimonios personales y reflexiones sobre la condición que soportamos las personas que no entramos dentro del (cada vez más) estrecho margen de la heterosexualidad normativa. Incluso la cuenta oficial del Ministerio del Interior español ha contribuido: «El amor no es delito. El acoso o la discriminación por tu orientación sexual, sí. Que nadie te impida querer como quieras. Denúncialo #MeQueer«.

Por supuesto, los medios de comunicación han ido haciéndose eco, especialmente después de que algunos políticos españoles narraran tambien sus experiencias #mequeer. Desde mi cuenta personal me animé el pasado 25 de agosto a contribuir: «Vivir años con el cuidado de encajar en el mundo sabiendo (y sintiendo) que todo lo que te han enseñado y lo que dice la sociedad te convierte en un depravado, un enfermo. Evitar mirar demasiado intensamente, no vaya a ser que se piensen… #MeQueer«. Me contestó el investigador postdoctoral del IBEC  Juan F. Abenza, «Has descrito muy bien algo muy importante y que condiciona nuestras relaciones a pesar de lo sutil que es. Cómo mirar. Parecido es el miedo a que piensen que «ensucias» al digno abuelo o al indefenso niño, «que no comprenden», si te muestras ante ellos como lo que eres. #MeQueer«, e igualmente algunas personas que me siguen retuitearon mi entrada o le dieron al corazoncito (71 personas).

La periodista y escritora Anna Boluda, que estuvo llevando la comunicación de la Sociedad Española de Astronomía cuando hicimos la historia de la Estrella Cervantes, se emocionó también con la idea y colocó varios tuits llenos de denuncia y evidencia de la lgtbfobia cotidiana. La menciono por amistad y porque al comentar la campaña espontánea de #MeQueer con ella surgió la pregunta de que por qué no había gente del mundo de la ciencia esta vez. Es una pregunta que me hago bastante, más desde que llevo este blog: dónde está la ciencia lgtbiq, por qué no se visibiliza más como referentes en un mundo que necesita referentes.

Hay buenos ejemplos de que no todo el mundo de la ciencia calla e invito a buscarlos esta vez en Twitter, a seguirles, a retuitear sus confesiones #MeQueer. Por supuesto, mucha gente del mundo de la ciencia y de la comunicación científica se ha hecho eco de la campaña y la ha promocionado… Pero los testimonios personales, esos que implican, claro, una cierta salida del armario en las redes sociales, cuestan más. Quizá haya un factor adicional: una escasa implicación en cuestiones no directamente científicas, un «no mojarse en esto que no es lo mío»… O quizá no: puras conjeturas. Tengo para mi, y lo he escrito ya por aquí, que el de la ciencia es un colectivo (además de difuso bajo este paraguas de «ciencia») al que se le ve poco en el activismo LGTBIQ, pero también se le ve poco en otras luchas sociales… ¿Será lo mismo?

No soy el único en preguntármelo. En Chemistry World, órgano de la Royal Society of Chemistry del Reino Unido, escribía el catedrático de Química de la Universidad de York David Smith un comentario titulado «No sexuality please, we’re scientists«:

Where are all the LGBT (lesbian, gay, bisexual and transgender) scientists? If you look at last year’s Time magazine list of the 100 most influential people, 10% work in science and technology. But The Independent ‘Pink List’ (101 most influential LGBT people) has just two, and then only if you count a psychologist and a technology journalist.

Su reflexión concluía con una interesante afirmación:

«¿Importa realmente que sea un científico gay? Ciertamente esto no me hace mejor o peor científico, pero creo que conviene que la gente lo sepa. Así que opto por decirlo: tengo una identidad en Twitter en la que no escondo quién soy, y mi biografía tiene una sección personal en la que menciono a mi marido y mis intereses…»

«Quizá el peor aspecto de decir que «solamente importa la ciencia» es que nos infravalora a todos y todas como individuos, LGTBIQ o no. Les científiques trabajan en equipo y los equipos trabajan mejor cuando los individuos se comprenden y apoyan».

En la revista Science in School, editada por el EIROforum , Joseph Unsay, químico y editor de Chemistry – A European Journal, escribía un comentario titulado «Where are all the LGBT scientists? Sexuality and gender identity in science«. Y reflexiona:

En los campos STEM muchos científicos no ven que ser LGTBIQ sea un obstáculo, pero algunos prefieren no discutir sobre el tema. «Siento como que el hecho de ser gay no es un problema, pero no es algo de lo que se hable explíticamente», dice Sarah. David piensa que esto podría reflejar una actitud en ciencia similar al «don’t ask, don’t tell»…

Por ahí podrían ir las cosas… o no. En cualquier caso, queremos invitaros a participar en la campaña #MeQueer, a visibilizar constantemente que la sociedad no es igualitaria tampoco en el trato que concede a las personas LGTBIQ+. Y como muestra de lo terrible que puede ser a veces esta situación, os invito a ver a la genial Panti Bliss, drag queen y activista, en una charla TEDx en Dublín: «All the little things«, y que comienza:

«Hola, tengo 45 años y nunca he podido nunca, inconscientemente,  ir de la mano con mi chico en público. Tengo 45 años y nunca he podido nunca, de manera casual, confortablemente, descuidadamente, ir de la mano con una pareja en público.»

La charla es de 2015,  unos años antes de #MeQueer, pero ciertamente un patente ejemplo de lo que hablamos. Y de lo que nos gustaría que se hablara también por parte de personas del mundo de la ciencia.