En el día del orgullo bisexual: la historia de Luca

El 23 de septiembre se celebra internacionalmente el DÍA DEL ORGULLO BISEXUAL. Aunque nadie lo duda ya, durante un tiempo se consideraba que la persona bisexual era alternativamente, homo u heterosexual, o que estaba «confundida», o que simplemente se trataba de una etapa. El mundo es así de estúpido: la bisexualidad es parte intrínseca de la diversidad sexual y también sucede así en el mundo de la ciencia. Sin embargo, es difícil encontrar visibilización en los ambientes de ciencia. Y hoy traemos precisamente un testimonio sobre el tema, el de Luca Ruiz, investigador científico en la universidad, interesado en la divulgación científica. Y en el armario en el trabajo.

«Bisexuals are just confused by your ignorance» – More education, more peace, more equality, more support. #WMWArt #WomensMarch, January 21, 2017. Photo credit: @Elenaojeda1

Introducción

Desde 1999, cuando se convocó por vez primera en la Conferencia Internacional de la ILGA (International Lesbian and Gay Association), el día «Celebra la Bisexualidad» recuerda la labor de tres activistas bisexuales estadounidenses: Wendy Curry, Michael Page y Gigi Raven Wilbur. (De Wikipedia). Nos parece estupendo de vez en cuando recordar estas celebraciones por la importancia que tienen a la hora de visibilizar el mundo LGTBIQ+.

Pero sobre todo la razón de hablar hoy de bisexualidad es diferente. Más personal, y más relacionada con lo que hacemos por aquí en este blog. Hay veces en que suceden cosas tan importantes que te dejan paralizado. En el año en que llevo haciendo este blog he encontrado mucha gente que se ha ilusionado con la idea, y más aún, gente que quiere mover el mundo un poco en esta dirección de hacer la ciencia más inclusiva, de visibilizar el mundo LGTBIQ+ y de hablar, sobre todo y por lo menos, hablar, de ello. Nada más volver el otro día de NAUKAS Bilbao 2018 me escribió una persona que había asistido a mi charla allí, la de Mariconás las justas, y lo que conté le había decidido a escribir un texto sobre su condición de bisexual.

Este es el texto, esta es la historia, y esto es lo importante. Gracias, Luca.

Hoy es un día importante.
Es el día del orgullo Bisexual.

Es posible que muchos penséis que no es TAN importante, así que dejadme contaros una pequeña historia. Mi historia. O al menos parte de ella.

Esta es mi historia, no es la peor, no es la mejor, no es la única, no es especial, no es perfecta y no está completa. Hay muchas más historias. Demasiadas. Esta es sólo una más. No te tiene que gustar, el tono o la forma de contarla te puede disgustar o incluso puedes juzgar que es inadecuada. Si es así por favor ignórala.

Mi infancia fue muy feliz. Mis problemas llegaron a los 12 años, cuando comencé a ser consciente de que no era como los demás. Supongo que esa sensación la hemos vivido todos, por diferentes razones, pero es mi historia así que cuento la mía. Me gustaban las chicas, sí, pero también los chicos. Por aquella edad yo sabía que te podían gustar las chicas o que te podían gustar los chicos, pero no las dos cosas. Imaginaos esto en la cabeza de un niño de 12 años. Pensaba de todo. Yo sabía la discriminación que existía hacia gais y lesbianas, y más a esas edades. Yo, con mi homofobia interiorizada, asumía que otros fueran así pero no que yo lo fuera. Tenía miedo de lo que otros pudieran pensar o hacerme.

Pensaba cosas como: “No soy normal”, “Se me pasará”, “Me fijo en los chicos guapos sólo porque quiero ser como ellos, pero nada más”, “Soy gay”, “Que bah los chicos no me gustan”, “Decídete” y un largo y doloroso etcétera. No supe hasta muy tarde lo que era ser bisexual y que existiera algo así. O te gustaban las chicas o te gustaban los chicos, punto. No hay más. Y claro, con esas premisas, yo no entendía que me pasaba a mí. Así estuve más de 3 años, sin escuchar ni una sola vez la palabra “bisexual”.

La primera vez que escuche la palabra bisexual fue en una conversación no muy agradable sobre el tema que prefiero no recrear. Lo que me hizo sentirme aún peor.

A partir de ahí me fui informando más, sin recibir ninguna información en el colegio o en casa (GRACIAS INTERNET!). En el momento en el que supe que lo que me pasaba era real, que era algo “valido” lloré. No lo digo por darle dramatismo a esta historia. Lloré de verdad. Recuerdo el momento, pero no recuerdo muy bien que sentí, era una mezcla de miedo por lo que venía y alivio por saber que había más gente como yo ahí fuera, que no estaba solo.

Desde ahí, he pasado por muchas etapas, y muchos momentos que me han marcado. Como la mala reacción de la primera persona a la que se lo conté, siendo todavía un crío, y que se ha traducido en una increíble inseguridad en mí mismo y que considero que ha arruinado gran parte de mis mejores años. Esa inseguridad que me ha hecho ocultar mi orientación sexual hasta los 25 años. Esa inseguridad que me ha hecho pensar que no era normal, que tenía que elegir.

Esas frases de amigos, que tal vez sin mala intención, han hecho más difícil que yo fuera yo mismo. Ese miedo a tener cualquier tipo de relación. A abrirme a otras personas. El miedo a querer o a que me quieran. Si queda bonito escrito es porque tengo algo de habilidad para ello, pero os prometo que esto no ha sido nada bonito. Nada.

Muchos momentos de sentirme solo, de pensar que jamás sería capaz de contárselo a nadie, de pensar que no merecía la pena porque total me gustan las mujeres. Salgo con mujeres sólo y problema resuelto. Pero no. No era capaz ni de eso. Me lo he impedido siempre.

Que un día te guste mucho un chico y pensar que eres gay y te estas intentando engañar. Que al día siguiente te guste una chica y pienses que eres hetero y te estas intentando engañar. El cansancio mental es real.
Medir mis palabras para poder hablar de mujeres, pero no de hombres, no vayan a pensar que… Escuchar comentarios homófobos y bifobos de tus amigos que por lo general pueden pasar desapercibidos, pero que tu recuerdas palabra a palabra cada vez que, más tarde, has tratado de contarles tu “secreto”. Tener miedo a mostrar tranquilamente tu apoyo al colectivo LGTBIQ+, no vaya a ser que mucho apoyo se entienda como ser miembro de él. He hecho cosas de las que me siento muy avergonzado para evitar que alguien sospechase nada. Y son sólo culpa mía y aunque no hable de ellas las cargo como una losa.

Fue con Twitter y las redes sociales donde empecé a seguir y leer a otros bisexuales y, dios mío, literalmente me salvaron. He llorado y sigo llorando con historias de otros en las que me veo reflejado, o no, pero las siento como propias.

Siento que se me han robado años. Y no puedo evitar sentirme culpable.
Tal vez alguien que no haya pasado por esto no lo entienda. Tal vez aun habiendo pasado tiene otra percepción y cree que esto no es TAN importante. Por eso quiero dejar claro que esta es mi historia e independientemente de la vuestra espero que la entendáis.

Cuando he empezado a decir a la gente que soy bisexual mi miedo no era el rechazo, bueno, en parte sí, claro, pero uno de mis mayores miedos siempre ha sido la indiferencia de la gente. Sí, es verdad que la orientación de una persona no nos debe hacer percibirla de manera diferente, ni cambia a esa persona. Se la teoría. No me debe importar lo que piensen, si tienen algún problema es su problema y no mío, es natural, etc. Pero joder, el salto es muy grande y las reacciones de la gente muy poco previsibles.

Muchas veces pensamos que el paso que está dando esa persona la primera vez que sale del armario es sencillo, pero os aseguro que para una persona que lleva 25 encerrado en una habitación oscura, el camino no ha sido fácil. El desgaste emocional habrá sido brutal y que os lo cuente significa que os quiere mucho y se está permitiendo ser vulnerable con vosotros. No os está contando que es gay, lesbiana, transexual o bisexual, os está contando una historia, os estoy contando una historia. La historia de gran parte de lo que soy y que, a mí, me ha condicionado enormemente.

Por eso, aunque seguramente compartamos que la orientación sexual de una persona no es importante, quiero que entendáis que este momento cada uno lo vive de una manera diferente, y que todas las maneras de vivirlo son válidas.
Cada persona es diferente, algunos salen con más comodidad del armario y puede que todo esto les parezca una exageración, a otros nos cuesta horrores y tenemos miedo no sólo de que se nos rechace si no de que no se entienda la importancia que tiene para nosotros este momento. Puede que pienses que no hace falta decirlo, que seas tú mismo y que la gente piense lo que quiera. Lo puedo entender, llevo pensando eso 25 años, pero de verdad, si lo digo no es por los demás, es por mí, lo necesito. Puede que no lo entiendas, siento decirte que no escribo esto para explicártelo, simplemente, por favor, apóyame. No sé, a veces pienso que estoy solo y que no puedo contar esto a nadie, que sólo puedo escribirlo y esperar que algún día tenga el valor para contárselo al resto el mundo.

Por eso es importante el día del orgullo bisexual. Para visibilizarnos. Para decirte que eres valida. Para que otras personas que estén pasándolo mal sepan que hay otros que hemos estado ahí, que pueden contar con nosotros, que les entendemos, y que no están solos.

Si estas en una situación similar, me gustaría que supieras algo que yo tarde en descubrir. No hay una “única” manera de ser bisexual y sea cual sea la tuya, es correcta y valida. No tienes que ser como yo me he descrito aquí, ni cómo has leído a otros, ni cómo te han contado. Está bien que lo vivas de una manera diferente, está bien que tu concepto de tu bisexualidad sea diferente. No te pasa nada malo.

Por lo general no es fácil salir del armario, por mucho que estemos en 2018. No conocéis las circunstancias personales de los demás, no sabéis porque han esperado tanto o porque no quieren hacerlo, no juzguéis. No forcéis nunca jamás a nadie a salir del armario si no se siente seguro. Jamás. Pero por favor, si alguien os cuenta, con miedo, que no es hetero o cis, por favor, dadle mucho amor, porque os quiere un montón. Como yo a mis amigos.

Y ya de paso, por favor, nunca, nunca, nunca, asumáis la heterosexualidad de nadie.