«Doctor, cúreme, soy gay»

«Doctor, cúreme que soy gay«. En el mundo homófobo que vivimos no es raro que existan personas que lleguen a pensar que su condición (o sus fantasmas) son cosa de tratamiento médico. Hasta no hace tanto la homosexualidad figuraba como trastorno mental e incluso ahora todavía sucede que el tema de la salud de las personas transexuales cae en manos del área de salud mental en lo público de muchas autonomías. Y abundan pronunciamientos en sectores religiosos y conservadores sobre presuntas terapias de reconversión o reasignación. Un tema en el que la pseudociencia más descarada y la falta de ética de una práctica médica ideologizada y autoritaria se combinan de forma escandalosa con bastante impunidad por parte de las administraciones (como comentábamos hace poco al hilo de mujeres lesbianas ecuatorianas). No soy nada de cámaras ocultas ni ese documentalismo televisivo tan de moda en estos años más bien sensacionalista y sesgado que resultado de investigaciones serias y buen hacer periodístico. Pero hay veces que uno se queda pegado a la pantalla incluso con uno de esos productos, porque la realidad es incluso más terrible de lo que parece o quizá porque en el fondo uno no acaba de creerse que ciertas cosas ocurran.

Lo digo al hilo de un programa de la cadena británica Channel 4 emitido en 2014, titulado «Undercover Doctor: Cure Me, I’m Gay», en el que el doctor Christian Jessen, médico, escritor y presentador habitual de otro programa de la misma cadena que recorría el Reino Unido buscando enfermos curiosos, «Embarrasing Bodies» (por España lo emitía hace tiempo -lo mismo sigue, lo ignoro- la Sexta, creo recordar). Jessen es gay, y en este documental se somete a diversas terapias aversivas que se venden y publicitan como capaces de curar la homosexualidad y «reconducirla» al redil de la heterosexualidad. Por azares de la navegación llegué al documental, que se puede ver entero en DailyMotion.

De interés en el programa es que Jessen se va a la Universidad de Cornell (EEUU) para que le hagan un test de homosexualidad. Bueno, realmente es una prueba para ver su excitación sexual al ver actos sexuales de hombres y de mujeres (en comparación con la visión de nubes, que cabe pensar no resulta en una excitación del pene…).

Luego comienza el recorrido terrorífico, por las terapias aversivas que se han practicado y que incluyen por ejemplo tomar una bebida emética asociada a la contemplación de imagenes homoeróticas… hablando con un psiquiatra que practicaba estas atrocidades. Por supuesto, uno recuerda la técnica de Ludovico de la película de Kubric «La naranja mecánica», esa exageración del condicionamiento aversivo clásico tan impactante. O, más cercana, la estrambótica terapia que la Dra. von Blimestein aplica a los policías de Zululandia en la novela «Exhibición impúdica» de Tom Sharpe. Pues algo así….

Quizá lo mejor es cuando un terapeuta de la rehabilitación homosexual ya ertirado en Paris, Texas (EEUU) le sugiere que lo mejor para que Jessen abandone la homosexualidad es que se desligue de todo lo que es «demasiado gay», como un disco de Adele. De verdad, ese momento acerca el programa a la cima de esta idea y que se da en la escena de la estereotípica y ciertamente homófoba «In and Out» de Frank oz, cuando Kevin Kline intenta no ser gay con un cd de autoayuda «Explorando tu masculinidad».

No les despiezo más el documental. Merece la pena verse y quien encuentre guapo a Jessen desde luego tendrá la oportunidad de verle y mucho. La cámara parece que le quiere (o al menos el responsable del montaje final piensa eso) y como todo gira en torno a lo que hace o le hacen, qué podemos criticar ante ese protagonismo.

Lo curioso es que, siendo un programa de tv en el que claramente todo estaba creado y editado para conseguir un producto televisivo provocador, con gran audiencia y que genere crítica en las redes y los medios, no lo consiguió, y las críticas de tv hablaron de lo obvio, que al fin y al cabo Jessen no tenía ninguna gana de dejar de ser homosexual. Lo que pasa es que esa pregunta no es «la pregunta».

Lo que soslaya el programa es que en el fondo hasta hace nada los prejuicios de médicos y psiquiatras se han seguido imponiendo a la ciencia para crear ese monstruo de las mal llamadas «terapias de reasignación». Y que había un discurso imperante en el que las condiciones no normativas (léase: hombre heterosexual) en lo de género o sexualidad son elevadas a un plano en el que lo que se aparte es parte de un trastorno o enfermedad… o vicio.

Lo más terrible no es que haya chalados vendiendo terapias a hijas e hijos de familias fundamentalistas de diversas religiones para curarlos de su homosexualidad o transexualidad o lo que sea. Lo increíble es que se hace con el amparo de poderes públicos en muchos países, con impunidad en todo el mundo y con la aquiescencia de casi todas las religiones que lo son. Y que el resto de peña miremos para otro lado.

Por eso, cuando se invoca la ciencia para vender lgtbfobia hay que levantarse y denunciar. Como con aquellos impresentables del bus naranja transfóbico.

Web de Christian Jessen: http://www.drchristianjessen.com/
Portada de la página web oficial de Christian Jessen.